Conoce más acerca de la inspiradora historia de la peruana que inventó un ladrillo, más resistente que el tradicional, con el lodo orgánico que contamina la bahía El Ferrol de Chimbote desde hace más de 60 años.
A veces la vida puede llevarte por caminos que nunca antes habías imaginado. A veces, la vida puede dar un giro de 180° y, sin embargo, llegar a alcanzar sueños que nunca supiste que tenías. Así empezó la historia de Maritza Zapata, una peruana que desde muy pequeña pensó que dedicaría a un deporte que le apasionaba: el judo; pero el transcurso de su vida las cosas cambiaron y ahora es la creadora de un ladrillo hecho con lodo orgánico y su invención le ha otorgado una medalla de bronce en la Feria Internacional de Invenciones de Corea del Sur-KIWIE 2020.
A continuación, te contamos más sobre la historia de resiliencia de Maritza Zapata.
¿Quién es Maritza Zapata?
Maritza Zapata es una peruana colegiada y titulada en Ingeniería Civil, y que hoy también es la creadora de un ladrillo ecológico hecho con el lodo orgánico que contamina la bahía El Ferrol de Chimbote desde hace más de 60 años.
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En su adolescencia, Zapata se interesó por el judo, incluso perteneció a la selección nacional durante casi 3 años, imaginando que toda su vida se dedicaría a este deporte, pero un infortunado accidente la obligó a alejarse de él.
Después de este lamentable suceso, Maritza necesitaba definir su futuro. En este momento, fue su madre la encargada de orientarla para que evalué diferentes opciones de carreras profesionales. Es así como Maritza decidió optar por la ingeniería civil.
“Estuve analizando tantas carreras que hasta me iba por el lado de la salud, pero llegué al punto de decir “me gusta estar en campo” y así fue como elegí Ingeniería Civil”, señaló durante una entrevista para PQS. Además, contó que, pese a que al principio ingresó solo porque sabía que debía estudiar, en el transcurso se fue enamorando de su carrera.
El machismo y los obstáculos a los que se enfrentó
Durante su formación, Maritza enfrentó la problemática machista que existe aún en la sociedad, y sobre todo en ciertas profesiones. Tuvo que lidiar con situaciones donde se le intentaba minimizar por ser mujer, pero siempre demostró carácter y decisión para romper los estereotipos y dedicarse a lo que más le apasiona.
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“En la carrera tuve que aprender a superar ese obstáculo que te ponen por ser mujer. Dicen, por ejemplo “si vas a ser ingeniera civil, te vas a oficina, no a campo”, pero yo disfruto estar más en campo que en oficina”, comentó.
A pesar de ser una excelente profesional, esto no la aleja de seguir siendo víctima de absurdos estereotipos. Una de las malas experiencias más recientes que tuvo se dio durante la supervisión de una obra, donde asegura que el que la ejecutaba no quería tomar sus recomendaciones, ni siquiera dirigirle la palabra por el simple hecho de ser mujer.
Pese a estos sucesos, Maritza piensa que los tiempos han cambiado, considera que antes era más difícil para las mujeres crearse un camino en la ingeniería. Asimismo, resalta que hoy en día hay muchas mujeres investigadoras que brindan su conocimiento a las próximas generaciones y de esta manera empoderan a las niñas.
¿Cómo nació su proyecto de ladrillos de logo orgánico?
La peruana siempre estuvo motivada por ayudar a la sociedad. Por eso, tomando en cuenta las grandes cantidades de lodo orgánico que contamina la bahía El Ferrol de Chimbote desde hace más de 60 años, nació la idea de utilizar este material para crear un ladrillo con mejor resistencia que el convencional, idea que además fue consultada con biólogos para no perjudicar el ecosistema marino.
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Al llevar a cabo este proyecto, que fue antes consultado con biólogos para no perjudicar el ecosistema marino, existieron muchos obstáculos. Por ejemplo, el trasladar el lodo para la creación de los ladrillos y la carencia de un laboratorio en Chimbote que pueda realizar la prueba de resistencia. Por esto Maritza tuvo que trasladar los ladrillos hasta Lima para un ensayo de muretes en el laboratorio de la Universidad Nacional de Ingeniería.
Gracias a la ayuda de su familia y universidad, quienes financiaron la investigación, pudo sacar adelante su proyecto.
El sueño Maritza es que su investigación se realice a gran escala porque considera que sería un gran beneficio para la población de Chimbote. Además, la patente del ladrillo está en proceso y espera que cuando salga las entidades o empresarios se animen a invertir en su invento.
Así conocimos la historia de Maritza Zapata, una mujer que tiene la capacidad de afrontar cualquier adversidad que se le presenta en el camino y que logra ser el claro ejemplo de que con constancia, empoderamiento y resiliencia es posible alcanzar los sueños.